Nuestros hijos: aprendizaje emocional y meditación

Meditación es una palabra que nos suena adulta, seria, a algunos incluso les suena a algo complicado… Dicho de manera muy general, meditar es parar el diálogo mental interno y entrar en el presente, en el aquí y el ahora, la meditación nos permite conectar con nuestro corazón y escuchar de otro modo.
 
Cuando se habla de meditación con niños parece que se habla de una cosa imposible, pero no es así. También se educa enseñando a meditar, y no tiene por qué ser un aprendizaje aburrido ni serio. Nos parece difícil porque vemos a nuestros hijos moverse inquietos y hablar rápido. Realmente somos nosotros y el mundo en el que viven los que les llevamos a este ritmo. Por otro lado estamos acostumbrados a hablar de educación como forma de “moldearlos” para que adopten normas sociales, para que aprendan matemáticas, lenguaje o sociales en el cole, para que obedezcan cuando les damos una orden… Pero se nos escapa otra educación valiosa que a menudo desconocemos porque a nosotros no nos la dieron, a la cual no se le da importancia, aunque sí la tiene, y mucha.
 
“Van a atrasados de programa”, he oído decir a alguna madre refiriéndose a niños de cinco años. “Se aburren en clase”, “no tienen paciencia”… El estudio académico es importante, aprender las asignaturas del cole es importante. Pero no lo es menos otro tipo de educación que no está cubierta. Es la educación emocional, es el aprender a parar y a respirar, relajarse, aprender a reconocer nuestras propias emociones y retomar tu centro cuando se ha desestabilizado por cualquier motivo. ¿Os imagináis un colegio donde haya una asignatura en la que los niños aprendan todo esto? Sería fantástico.