El duelo del hijo que no nació

No es cosa de un par de meses. No es algo que se pueda olvidar fácilmente. "Es difícil comprenderlo si no lo has vivido". Así es...

Te has quedado en algún punto del camino, con los ojos fijos en el horizonte de un futuro que de pronto se ha desvanecido. Sabes que debes regresar al presente y escuchas varias voces de gente cercana que te lo confirma. Entonces giras y caminas a tu vida diaria, pero tu cabeza se vuelve y mira a aquel lugar desde donde vislumbrabas un horizonte lleno de deseos y emociones cálidas.

Yo fui volviendo a trocitos. Sentí el regreso de mi cuerpo como todo un proceso que necesita su tiempo. El cuerpo sumaba más emociones a las ya sentidas por la pérdida, la mente hacía lo que podía en el maremagnum del volver de nuevo. También sentí que todo ello movía una gran cantidad de energía que salía, entraba y hacía olas más grandes y más pequeñas provocando un terrible cansancio… Lentamente todo aquello fue haciéndose más pequeño mientras pasaban las semanas…