AVANZANDO EL PUERPERIO: lo que sale a la superficie

A lo largo de artículos anteriores he ido desgranando algunos de los sucesos que van teniendo lugar en nuestra vida desde que tenemos un bebé, aspectos profundos que cambian en nosotros mismos y por extensión  en nuestras rutinas, algunos de los cuales nos revuelven y descolocan.

Hemos visto que el puerperio es una etapa vital que se puede alargar hasta los dos años, que conforma el período que una mujer necesita desde que tiene un bebé hasta que se “asienta” en un nuevo modo de vivirse a sí misma, en lo físico, en lo mental, en lo emocional y en lo espiritual. 

He intentado transmitir que aunque el puerperio es un concepto que atañe exclusivamente a la mujer (que es quien da a luz a un nuevo ser y quien está indisolublemente ligada a él durante al menos el primer año) no es menos cierto que para la pareja, así sea hombre o mujer, también existe un camino iniciático que recorrer a través de una nueva realidad a la que aclimatarse.  Creo que ambas vivencias, sobre todo la de la mujer que ha parido hace poco, pero también la de su pareja, están necesitadas de una mayor sensibilidad y reconocimiento social: en pequeños detalles, en lo sutil, en lo práctico, y en áreas tan concretas como las que pueda abarcar el marco legal.

No quería concluir esta serie de artículos sin hacer una breve referencia a aquellos grandes temas que, desde mi vivencia y en la observación y acompañamiento a otras parejas, pueden emerger y provocar marejadas de manera más o menos patente durante el puerperio:

La nana de los abrazos: Noni noni