Navidad: tu estrella y nacimiento

 

Cierra los ojos. Deja caer la cabeza suavemente hacia atrás, suelta el cuerpo, respira hondo. Percibes su luz muy arriba, es eterna y cálida en la noche. Desde tan lejos sientes su calor y cercanía. Es la Estrella que trae la luz del Origen, es tu pureza original que viene a visitarte para hacer destellar la que portas aquí, en la Tierra. Está llegando. Su calidez y brillo te acaricia la piel. Sabes que te guía, que siempre que vuelves la mirada hacia esa Estrella su resplandor te lleva a través de selvas, montañas y desiertos. Sabes que has de hacer ese recorrido: el de los animales peligrosos y los vergeles, el de las escaladas feroces y la llegada a la cumbre, el de la falta de agua, el frío desolador y la belleza que abruma. A veces te sientes tan solo que pierdes el rumbo. Pero está llegando, siempre llega. Se gesta en lo recóndito y eres tú mismo. Tú mismo en tu más pura inocencia sabiendo que puedes nacer de nuevo. Ahora deja que tu cabeza caiga hacia atrás y tu mirada, ojos abiertos o cerrados, siga la estela de ese brillo que viaja en la noche y comienza a bañarte desde lejos. Nacerá un Niño: es la Luz del Divino encarnado en un hombre magnífico. Es la prueba de que el infinito potencial emanado de la Fuente puede confluir en algo pequeño, cálido, puro y sin conciencia de su propio poder. ¿Puedes sentirlo? Tú eres ese Niño que vuelve a nacer, tú eres ese hombre/mujer magnífico. Tú eres tu Ser crístico encarnado una y otra vez para revelarte la grandeza de tu Alma, para recordarte que la inocencia y el amor que abraza y perdona nunca te abandonaron porque son parte de ti mismo. Si sigues a la estrella que brilla en la noche renacerá la esperanza, algo en ti reconocerá que en verdad no estás solo, que eres parte de una humanidad espejo de ti mismo que viaja conectada perpetuamente a un Sol esencial aunque a veces elija separarse para experimentar esa ruptura. Si sigues a la Estrella que resplandece en la noche, ella te llevará por un tiempo de regreso a tu Origen. Báñate en su luz… deja que se pose en ti y te guíe hasta el Portal. Y allí tu corazón descansará agradecido.

Si me miras tú

 Elige una canción de amor y escúchala con atención. No se la dediques a tu pareja o a la persona con la que sueñas. Dedica sus palabras a ti mismo. 

AMADAS MUJERES, no os dejéis arrastrar por lo terrible que se dibuja todo en este tiempo. También es tiempo de traer de vuelta a la persona que SOMOS, de recuperarla con ternura. De buscar en nosotras mismas la mirada del Ser de Luz que nos habita y que abraza todo lo que hay en nuestro interior, que abraza nuestro cuerpo con deleite porque es glorioso y encierra dentro a la Divinidad.

AMADOS HOMBRES, no os dejéis arrastrar por lo terrible que se dibuja todo en este tiempo. También es tiempo de traer de vuelta a la persona que SOMOS, de recuperarla con ternura. De buscar en nosotros mismos la mirada del Ser de Luz que nos habita y que abraza todo lo que hay en nuestro interior, que abraza nuestro cuerpo con deleite porque es glorioso y encierra dentro a la Divinidad.

Si me miras Tú: van a crecerme las alas y me será imposible no volar. Si me miras Tú, amado Ser Interno, Alma mía… si permito que tu mirada se pose en mí y la acepto, y acepto todo lo que viví, las decisiones que tomé, los constructos creados, mis luces y mis sombras, si puedo desnudarme ante ti con entrega… entonces comenzará la verdadera transformación. Caerán las cuentas, la búsqueda de resarcimiento, las culpas y los pesados telones sostenidos por el miedo.

Coge una canción de amor, hay miles. Escúchala y cántatela a ti misma, a ti mismo. Siente que esas palabras te las dedicas desde dentro, se las cantas a esa parte de tu ser que has olvidado, pero que sigue formando parte de ti, amándote incondicionalmente y susurrándote lo grandiosa y excepcional persona que eres. Esta es la verdad.

Que primero has de aprender a amarte, has de hacer el amor contigo mismo y descubrir que en cada arruga, en cada herida y en cada desencanto hay una historia y un aprendizaje que valorar. Que ERES FUERTE, más que todas las noticias, más que todo el desencanto sembrado, más que las emociones que se busca generar. ERES FUERTE.

Espero poder transmitirles esto a mis hijos: el amor incondicional a uno mismo es la base de la Vida.

Te dejo dos canciones de amor, pero puedes escuchar la que quieras, y transformarla en un canto de victoria por haberte reencontrado de nuevo con Todo lo que eres y puedes llegar a ser. Cántale a tu Yo más sabio y hermoso.


 


 

Entrevista en el Canal 7 de Televisión Castilla y León a Nuria Montero

Entrevista a Nuria Montero en el Canal 7 de Televisión Castilla y León. 
Ritual para la noche de San Juan, 23 de junio. A lo largo del día 24 la energía del Fuego, de la trasmutación, purificación y de los nuevos comienzos sigue activa, así que aún se puede aprovechar este día para pedir este nuevo amanecer en mí, y poner mi atención y escucha en ello. 



Namaste

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La brisa de la conciencia: Yoga y más

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La maternidad y la ira

La ira es una emoción intensa que puede surgir cuando una persona interpreta que está en peligro o siendo atacada, o bien vive una situación de frustración al ver que no se cumplen las expectativas u objetivos que tenía puestos en algo o alguien. 

Ahora tomemos esta emoción y asociémosla al recorrido que comenzamos a hacer desde que soy madre por vez primera. Son muchas las mujeres que se preguntan por qué se desata la ira especialmente en la maternidad. Partimos de esta base: cuando doy a luz y comienzo a ser madre, se abre un camino con tanta luz como sombra. ¿La maternidad puede ser maravillosa? Sí. ¿Puede sacar lo mejor de mí? Sí. ¿Me puede brindar verdaderos momentos de amor, asombro y felicidad? También.
Pero en este artículo voy a reflexionar sobre una parte de la sombra que emerge también en esta andadura, de la cual ya esbocé apuntes en los artículos dedicados al puerperio.

Antes de ser madres, teníamos un mundo más o menos estructurado, con unas seguridades y unas rutinas. Cuando el bebé pasa a formar parte real de nuestra vida, nos hace sentir que todo se ha revolucionado, parte de aquellas seguridades con las que contábamos anteriormente desaparecen, nos sentimos vulnerables y nuestra vida comienza a navegar en la inestabilidad. Se activa una alerta, de fondo planea una sensación de peligro.

En el confinamiento: el poder de la inocencia

Aún recuerdo la inocencia de cuando era niña. Si vuelvo a ella, de su mano pasan a través de  mí sensaciones como la ternura, la curiosidad, la capacidad de asombro o el júbilo. Pero la sensación que más me toca ahora si regreso a ese estado es la de la confianza.

Un día se me partió un lápiz, y le pedí a Dios con todo mi corazón que lo arreglara. El lápiz no se fusionó milagrosamente, pero esa misma tarde llegó a mis manos otro lápiz. Puedo verme con claridad a mí misma de pequeña, con los ojos hacia el cielo y los dedos cruzados. Decidme si eso no es tener fe. Me hace sonreír y preguntarme por qué tantas veces ahora, después de tantos años, no actúo con esa confianza ante los devenires de la vida. ¿Se evaporó la inocencia?

Fue reemplazada por el pragmatismo, la "cruda realidad", el uso del cinismo... había que sobrevivir. Convivieron muchos años conmigo. Se empeñaron en desterrar a esa inocencia, a esa ternura, a aquella confianza casi absoluta. Lo intentaron. No han podido. La inocencia es una cualidad que nace del corazón, y el lugar donde anida el alma es inmortal.

¿Podrá este virus llevarse nuestra inocencia? ¿Podrán los medios de comunicación masiva, los poderes oscuros devastar la confianza en el ser humano, en su capacidad para elevarse por encima de la negritud? ¿Podrá el miedo hundir la creatividad, el ingenio de reinventar nuevas formas de trabajo, de sostenimiento, de cooperación entre los hombres?

No es posible quebrantar nuestra inocencia. No es posible desterrar la confianza ni la fe en la bella Luz que somos. No es posible horadar la creatividad ni aniquilar la divina voluntad que mueve montañas y transforma paradigmas.

Lo consiguieron porque se creyeron capaces de hacerlo. Porque nadie les dijo que era imposible.

Lo conseguiremos. Si confiamos en nuestros dones más bellos, los que proceden del alma, los que nunca nos pudieron arrancar: la ternura, la curiosidad, la capacidad de asombro, la alegría, el sabernos amados y por tanto protegidos... esto es la confianza. Esto es la fe.

Nuestro niño más puro la tuvo. Y nosotros también la tenemos. Abre los brazos y deja que se derrita dulcemente desde tu corazón hacia fuera. Déjate habitar por ese niño. No lo subestimes. Su conexión con lo divino es un hecho. Y después, abre bien los ojos, y deja paso al asombro.

Unidad


Unidad es la comunión perfecta entre vuestro interior, el Corazón y vuestro exterior, el Mundo…
entre el vosotros ordinario y el vosotros divino. No es una búsqueda que os lleve hasta estrellas lejanas, sino una mirada hacia la intimidad de vuestra misma casa: dentro de vuestro cuerpo material donde late la chispa que os dio la vida. Al fin y al cabo se trata, más que nada… de recordar.

Recordar quiénes sois. Desprenderos de los aspectos de vosotros mismos que os lo impiden. Hacedlo como cuando sacáis las hojas muertas de vuestro jardín, para dejar que respire la hierba que ya se estremece bajo el aliento de la primavera que llega.

Cuando os abrís a vuestro sentir y abandonáis las elucubraciones de vuestros pensamientos ordinarios, vosotros y el otro, vosotros y el mundo sois uno: una unidad viva y pulsante, en comunión con todos los seres, hermanos y hermanas los unos de los otros. En este sentimiento el sentido del yo ordinario que os frena y os separa de vosotros mismos queda superado, y vuestra alma se dilata hasta abrazar todas las cosas y las criaturas, que a su vez la abrazan. Cada vez que dudáis os alejáis de ella, sintiendo así sufrimiento, presas de una separación que nunca se ha producido fuera de vuestra mente.

Vosotros que habéis salido del Corazón mismo de Dios y que estáis hechos de su sustancia de Amor, ¿cómo podéis seguir dudando? ¿Cómo puede Dios separarse de sí mismo? ¿Acaso pueden los dedos de vuestras manos sentirse separados de los brazos y del resto del cuerpo? La chispa en vuestro corazón es como la forma de un ciprés, parecida a una llama que sube hacia el cielo, cuyas hojas no caen ni amarillean. Una chispa que solo espera que la avivéis para liberar la llama de vuestra Luz interior, hacia un Cielo que es vuestro mismo Espíritu.

Tiziana Mattera. Los espíritus de los árboles sanadores.